Mientras
veía esta película no dejaba de pensar en madre! Otro director con ínfulas, otra película enormemente
pretenciosa que cree contar algo profundísimo pero que no deja de ser una
solemne tontería.
Una
idea mínima expresada de modo minimalista. Casi sin diálogos, pesadísima a
ratos. Al menos es corta, cosa que se agradece. Mucho.
Dos
cosas me gustaron: el formato de imagen y el atracón de tarta de manzana que se
mete Rooney Mara durante 5 minutos, más o menos.
El
resto, la verdad, no es gran cosa. Un tío bajo una sábana (puede ser Cassey
Affleck, puede ser Paquito, el chocolatero), un fantasma que se siente
solo.
Ahora
sólo falta alguien que se crea en la obligación de explicarla, sobreanalizarla
y demostrarnos lo superficial que es creyéndose un genio.
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