Tras los últimos
desastres de DC, Wonder Woman
es netamente superior. Está muy bien todo ese prólogo en Themyscira, el
entrenamiento de Diana, el mundo mitológico griego, la batalla contra los
alemanes en la playa.
Muy graciosa la
ingenuidad de Diana: encuentro a Ares, lo mato, vuelvo a casa. Y Steve Trevor pensando
a ver cómo le explica que las cosas se han complicado un poco desde que las
amazonas se aislaron del mundo. Y la llegada a Londres. Divertido su choque con
la moda.
Lo mejor, claro, ese
momento en que sale de la trinchera con los soldados estupefactos. 200 metros
de separación, un año sin avanzar, miles de soldados muriendo y, ahí va esa
tía. Insisto: es la mejor escena por su tono épico y porque es la presentación
de Wonder Woman en sociedad, por así
decir. Y es la escena que la directora tuvo que defender ante los productores,
que la querían cortar. Una vez más: DC/Warner tiene problemas muy gordos si no
saben ver estas cosas.
Creo que sí ha sido una
buena idea que dirija una mujer. No es una peli para tirar cohetes, no es que
vaya muy allá, pero al menos tiene un toque diferente que sale de la pesada
rutina de las anteriores producciones. Deja bastante espacio para que la
personalidad de Diana evolucione, desde su inocencia inicial al descubrimiento
de la complejidad del mundo en que ha decidido vivir.
Elena Anaya, la malota doctora Poison, debería tener
más sustancia. David Thewlis tan maquiavélico como en Fargo. Y, en fin, es una pena
aparcar así a Robin Wright.
Entretenida y bastante
equilibrada porque incluso las peleas interminables son algo más terminables.
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