-Lo único que tienes
que hacer es cantar.
Voy a dejarlo claro
desde el principio: no veo en The
Leftovers nada que me parezca
superior a Lost.
14 de octubre. El 2% de
la población del mundo despareció. Lo llamaron la ascensión. Tres años después siguen
en shock. Si los científicos incluyen en sus hipótesis al demonio Azrael es que
las cosas están muy chungas, ¿verdad? La pregunta de todos: ¿Debemos ser
felices?
Tiene cosas bastante
buenas, sí. Buenas historias de personajes. Más dramáticas que en Lost, menos sorprendentes. Más
angustia vital concentrada en menos personajes. Más existencial, menos
esperanzada. Personajes más serios, sí, pero no más complejos.
Fui un adicto de Lost y con The Leftovers
abandoné dos veces. Lo logré, con esfuerzo, al tercer intento (amenazado por mi
hermana y mi cuñado). Ayer me tragué los últimos 4 capítulos. Nunca me
enganchó, no me volví adicto, podía dejar pasar semanas sin ver el episodio que
tocaba. Me costaba soportar esa languidez, esa inanición. La gran diferencia
con Lost es que allí tenían un
propósito (salir de la isla o ir a ella) y eso les hacía ser activos,
provocaban los acontecimientos con sus decisiones. En The Leftovers no hay propósito, han perdido el sentido de sus
vidas, se limitan a deambular, dejan que les pasen cosas, son poco más que
zombis.
Me encantó Patti desde
que se volvió fantasma; no me gustó lo de Janel Moloney que se pasó dos
temporadas en coma y luego desapareció del mapa. La segunda temporada, Milagro,
me pareció un rollo. La tercera temporada tiene unos cuantos golpes de humor
bastante majos. Me hicieron mucha gracia las abuelitas vaqueras australianas. Y
reconozco que Lindelof sigue teniendo una gran imaginación para inventar
situaciones excéntricas.
La vi porque me dijeron
que había que verla. Vale, ahora ya puedo decir que, con sus cosas buenas y
malas, está bien. Pero ni de broma es un hito en las series como lo fue Lost.
En fin. Yo no ascendí
con esta serie. Soy una de las sobras.