La película consiste en
meterse en la imaginación de Tim, un niño de 7 años, y el modo en que él
percibe la llegada del hermanito, del bebé, de un desconocido que irrumpe en la
vida de la familia, reclamando atención, exigiendo que estén pendientes de él,
gritando y berreando hasta que se satisfagan sus necesidades, creando caos,
obligando a reuniones a todas horas (incluso de noche). Un chantajista sin
escrúpulos. Seguro, segurísimo, que tiene un plan malvado.
Tiene unos puntazos
buenísimos. La desatada imaginación de Tim y el contraste con lo que ocurre en
realidad ofrece unos resultados muy graciosos.
A partir de cierto
momento los gags comparativos se agotan y se tira más por el humor slapstick, las persecuciones locas, la
acción sin medida.
Un problema muy grave:
cambian las reglas del juego y deja de ser un juego de realidad-imaginación
para ser todo realidad o todo ficción según se quiera. Pero así las cosas no
cuadran.
Narrativamente
Dreamworks la pifia. Para que lo sepan para otras veces: eso no se hace. Porque
la peli acaba por convertirse en un embrollo sin sentido. Pudo ser muy buena,
se queda en algo normalito tirando a flojo.
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