Muy buena peli. Y muy
pesadita. De hecho, casi inaguantable. Una hora menos le habría sentado de
maravilla.
Y una angustia
continua. La historia cuenta cómo el Japón del siglo XVII erradicó casi por
completo el cristianismo. Martin Scorsese se basa en una novela de Shusaku
Endo. Y Endo es muy Graham Greene. Así que ya sabes a qué atenerte.
Situaciones morales extremas.
Andrew Garfield (sobre todo porque es quien más papel
tiene) y Adam Driver están sensacionales. Los dos actores jóvenes más prometedores
ahora mismo. Una historia dura, durísima, con la moralidad siempre en el filo
de la desesperación. Escenas agobiantes, tremendas, una planificación poderosa,
con tendencia al intimismo de primeros planos, huyendo de la espectacularidad
gratuita.
Un apunte colateral.
Esta peli debió ser una obra maestra en la línea de De dioses y hombres. Pero Hollywood tiene el problema de la
búsqueda de comercialidad. Scorsese quiere lograr ambas cosas y sale
perdiendo en las dos.
En cualquier caso, si
llevas mucho cine encima, podrás saborear sus grandes momentos, que tiene
muchos. Si quieres algo que te entretenga en cada escena ni te acerques.
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