Es la primera peli, que
yo sepa, en la que los estudios Ghibli se aúnan con otra productora, Wild
Bunch, para hacer una peli animada.
No es para niños.
Minimalista, escenarios simples, muda por entero y tan enormemente triste como
bonita.
Un náufrago llega a una
isla. Sus intentos por salir de ella, en primarias embarcaciones, son impedidos
por una tortuga roja. A la media hora ocurre el toque mágico, el fenómeno
inexplicable e inexplicado, que viene a contar algo muy sencillo y el misterio
esencial de la humanidad.
Los buenos y los malos
momentos, las desgracias, las alegrías y penas… Todo aquello de lo que se
compone una vida humana cualquiera. Y, al final, es el final y la vida sigue.
Distinta para cada uno, diversa. Inexplicada e inexplicable.
Una rareza fílmica, una
originalidad difícil de vender a alguien. Pero si eres de esos capaces de mirar
con calma, muy satisfactoria. En su tristeza y en su belleza.
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