-Aquí el problema es el alcohol, claro.
Hago trampa, porque esta película no es
japonesa, sino coreana. Si te inquieta mucho, puedes imaginar que donde dije Ciclo de Cine Japonés Personal, quise decir Ciclo de Cine Oriental Personal.
Una nueva comisaria llega al pueblo. Allí se
topa con una niña siempre en problemas, recibiendo palizas de su padre
adoptivo, de su abuela adoptiva, de los compañeros de clase… La comisaria,
además de sus problemas habituales con el alcohol y con las mujeres, verá cómo
se le acumulan muchos más problemas.
El cine coreano casi siempre es brutal,
directo. No sólo en sus películas de acción y mafias. También en el cine
social, como el caso presente. Una película compleja moralmente, cruda, que
refleja los problemas sociales para los que no tienen respuesta.
Ese monstruo en la puerta es el monstruo que
una sociedad extremadamente materialista, que concede poco valor a las
personas, alberga en su interior. Una película muy incómoda. No es mala, pero no es fácil de recomendar. Deja mal cuerpo, no termina de satisfacer del todo pese a ser sugerente... En fin. Buenas interpretaciones, eso sí.
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