Hubo un tiempo en que, sin duda, Star Wars estuvo muy por encima de Star Trek. Con el tiempo las
distancias se acortan. Porque, si lo miramos fríamente, ninguna de los dos
tiene nada interesante que aportar. O, al menos, no parece que vayan a hacerlo.
Me resultó entretenida, sí. Una aventura
espacial maja. Pero ninguna trascendencia. Supongo que lo mismo ocurrirá con Rogue One. Nos lo pasaremos bien y a
otra cosa. Se perderán, ya sabes, como lágrimas en la lluvia.
La cuestión es que no me convencen mucho las
series en cine. Porque eso es en lo que se han convertido. Ya no son trilogías,
no son acontecimientos. Son capítulos de una serie en la que tal vez (sólo tal
vez) alguno consiga despuntar.
Estuvo bien esta historia en ese planeta,
con los chicos de la Enterprise aislados, buscando un modo de regresar, luchando
contra ese malote. Me recordó muchas veces, ahí está la cosa, a la última temporada de
Agents of SHIELD.
Quizá es la tendencia, que se difuminen las
fronteras entre cine y televisión.
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