Abre el Mac. Spotify para escuchar música,
lo primero. Luego Chrome. Google. Mensajes. Skype. La prensa. La cámara sigue
al ratón para introducirnos en el mundo virtual.
Un vídeo de Nerve.
Nerve. Un juego donde los observadores te
dicen qué hacer. Cada vez más difícil, cada vez más dinero. Más arriesgado, más
peligroso, más dinero. Como cazar Pokemons pero a lo bestia.
Y la protagonista pronto descubre que no
tiene escapatoria. Tal vez una esclava hasta la muerte.
Me gustó mucho más de lo que esperaba. Esperaba
la típica de adolescentes y no lo es del todo. Se escabulle bastante bien del
encasillamiento. Una dirección eficaz, a veces original, arriesgada, banda
sonora idónea, ritmo adecuado. Claro, es Hollywood y el final, por tanto,
demasiado complaciente. Pero sugiere temas. La obsesión por el morbo, la
cobardía del anonimato tras un apodo, la pérdida de la intimidad, la
responsabilidad moral…
Falta más profundidad, trama más sólida, personajes más definidos. Pero no está mal.
Emma Roberts, a veces, parece
físicamente su tía Julia con 25 años menos. Pero no tiene el mismo
carisma. Creo. Solvente, eso sí. Y Juliette Lewis hace de su madre, muy
moderada para lo que suele ser ella.
Entretenida, con una tensión muy lograda y,
a ratos, sugerente.
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