Esta película estaba entre las favoritas de Miyazaki.
Lo entiendo. Va mucho con sus temas. Aviones de guerra, liderazgo, maduración.
Además leí que era una de las que Rian Johnson había obligado a ver a
los protagonistas de Star Wars VIII.
Con dos recomendaciones así tenía que verla.
Desde un punto de vista estrictamente
cinematográfico me parece una película menor por sus excesos discursivos. El
director descarga casi todo el peso sobre Gregory Peck, confiando en que
su buen hacer arrastre con todo y aguante tantas palabras de un guión más
teatral que visual. Y lo hace. El hombre que tiene que convertir en héroes
suicidas a jóvenes chavalillos. Hasta que él mismo descubre que tiene sus
propias debilidades.
Hay algunos movimientos atrevidos de cámara
para su época, pero lo más destacado es el combate aéreo del final. Son
imágenes reales, con grabaciones de los propios aviadores americanos y
alemanes.
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