Gabriel Ripstein
filma una película realista, seca, dura.
Debido a las ventajas de la venta de armas
en Estados Unidos, un grupo de mexicanos tiene una red: compran en USA y las
transportan a México. Arnulfo es apenas un adolescente y conduce uno de los
coches. Tendrá un problema con un policía. Las consecuencias van a ser
inesperadas.
No hay espectáculo ni pirotecnia. Cámara al
hombro sin apenas preocuparse de la iluminación o el sonido. La peli tira a
aburridilla en bastantes ocasiones, la verdad, especialmente en la primera media hora.
Interesa algo más la relación entre el poli
y el joven delincuente. Crean unos lazos peculiares que explican los
acontecimientos posteriores. Bien rodada la escena de la ducha, tanto por la sencilla planificación como por la estremecedora resolución.
Un final duro, cargado de ironía con la última
escena y con, esto es importante, el diálogo que hay durante los créditos
finales.
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