Es la historia de tres detectives privados, Russell
Crowe y Ryan Gosling, que resuelven una serie de asesinatos a base
de pifiarla una y otra vez y esos rollos.
Sí. Dije tres. No tengo Alzheimer y no bebo
para olvidar. El tercer detective es una niña de 13 años, la hija de Gosling,
que les saca de los apuros a base de entrometerse y pifiarla también y esos
rollos.
La trama es seria y llevada con buen pulso
como si de una peli de detectives se tratara. La comedia surge porque no son
los clásicos detectives duros y decididos. Son unos ineptos. Para que nos
entendamos, es como si al guión de L.
A. Confidential (Kim Basinger también anda por ahí) le hubiese
metido mano Santiago Segura. Y, sinceramente, no sé si eso la beneficia.
Al menos es distinta y dependerá de cada uno entrar a ello o no.
Y esos rollos.
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