Alguien decidió que la traducción correcta
de Danny Collins era Nunca es tarde. Eso me facilita
jugar con las palabras y decir que a veces es tarde para muchas cosas. Es tarde
para que Al Pacino haga una peli así. Probablemente es tarde para que
haga cualquier peli. Ya no actúa. Desde hace lustros se limita a ser él.
La peli, habitada por un reparto lujosillo,
obliga a los actores a secundarle, cuando todos son mejores y más interesantes
que él. O podrían haberlo sido. Ver a Danny Collins desde la perspectiva de
cada uno de ellos. Y Danny Collins podría no haber aparecido.
Es como si los productores hubiesen visto Ricki y se dijeran: si Meryl
Streep puede hacerlo, también Al Pacino. Y no. No es así. La
capacidad interpretativa y la capacidad para cantar de la señora Streep
están, hoy día, muy por encima de las capacidades del histriónico Pacino.
La trama: un guión prefabricado que hemos
visto, todos, varias decenas de veces. Vejete pasado de vueltas (da igual que
sea rockero o vendedor de alubias) que decide hacer las paces con sus
descendientes y amigos. Lo demás ya lo puedes imaginar porque no hay ninguna
sorpresa. Ninguna.
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