Gran película.
Se me había quedado colgada y llevaba tiempo
deseando verla.
Me ha asombrado su capacidad para construir
suspense desde los sentimientos.
Una mujer, casada, comienza a recibir
flores. Una vez cada semana. No sabe quién las envía ni por qué. Su marido se
mosquea. A partir de ahí la narración se abre, nos presenta a otros personajes
y el modo en que se imbrican.
Sutil, suave y, al mismo tiempo, áspera. Son
almas cerradas. Una cosa tan pequeña como un ramo de flores desencadena
emociones intensas, dudas, interrogantes, modos diferentes de reaccionar.
Muy bien planificada y con algunos detalles
de montaje verdaderamente encantadores. Cada conexión entre personajes está
cargada de tensión, del desconocimiento de lo que puede ocurrir un instante
después.
Y, mientras la veía, pensé mucho en Un ramito de violetas, aquella
canción de Cecilia.
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