Todos
los días en la vida de Alexander son terribles, horribles, espantosos,
horrorosos. Mientras, para sus padres y sus tres hermanos, son días estupendos.
La noche en que cumple 12 años, Alexander desea que los demás tengan un día
malo.
Y se
cumple.
Una
película tan sencilla como el mecanismo de un chupete. Dura poco más de una
hora y lo que ocurre en ella es material reciclado en casi su totalidad.
Algunos
gags son divertidos pero, y esto es lo importante, en una película a la que se
le supone la locura, debería haber sido mucho más loca todavía.
Steve Carell y Jennifer
Garner apoyan la tontería en el papel de papás. Para los peques funcionará,
supongo. Pero hasta la moraleja es previsible desde el primer segundo.
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