Pasa esto cuando alguien es un genio.
Puede parir lo que quiera y hacer que
funcione.
Y Miyazaki decide contarnos, en
dibujos animados, el terremoto de 1923, el crac del 29, el ascenso del nazismo
en Alemania, los tiempos de preguerra en Japón, una dolorosa historia
romántica, reuniones de ingenieros, fiestas en hoteles y hasta una leve trama
de espías. Dos horas de una biografía que maneja el ritmo de forma prodigiosa.
Es decir, un drama que podría haberse rodado
con gente real. Y algunas secuencias habrían sido más fáciles. Las escenas de
masas tras el terremoto son impagables.
Le doy un 10. No sólo me parece una obra
maestra en animación. Es también una obra maestra dramática, con una narrativa
impecable y unas ocurrencias visuales deslumbrantes.
El estribillo de la canción final lo resume
muy bien:
-Toda una vida, una estela de vapor.
Si realmente es la despedida de Miyazaki
ha cerrado de forma extraordinaria.
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