24/3/14

Line of Duty. Temporada 2

Se ha convertido, en su segunda temporada, en una gran serie.
El primer capítulo empieza potentísimo y va a más. Hasta la secuencia final. Uno de esos momentos en los que es obligatorio abrir la boca como un buzón y echarse las manos a la cabeza. Escalofriante.
Los protagonistas vuelven a ser los chicos de anticorrupción en lo que parece una nueva historia. Pero, de pronto, aparece Dot, se descubre la verdadera identidad del testigo protegido y, entonces, entronca perfectamente con la primera temporada.
Me gusta que, junto a esa investigación, llena de engaños y giros continuos, aparezcan momentos de una violencia sorprendente, rabiosa. Y me gustan esos larguísimos interrogatorios, exhaustivos, completos. Imponente el interrogatorio al mismísimo Jefe de Policía.
La detective Lindsay Denton. Vaya tía. Infravalorada pero de una inteligencia arrolladora. Ella es el eje: ¿es la víctima de la trampa o ella es la organizadora? Tan pronto estás en su contra como a favor. Que la metan en el trullo. Que se salve.
Con sólo seis capítulos es una temporada para enmarcar. La he visto semana tras semana y una angustia, oye. No te quejes que tú puedes verla del tirón.

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