Me cuentan que Eugenio Derbez es un
cómico que arrasa en México. Esta es la primera película que hace. Y es la más
taquillera de la historia de México. Arrasó en Estados Unidos y, aunque su
público fuese mayoritariamente hispano, Derbez se hizo oír.
5 millones de presupuesto, casi 100 de
recaudación. Puede que los productores yanquis no hayan visto la película, pero esas cifras sí que las oyen.
La historia es la de un vividor, mexicano,
que se encuentra con que ha tenido una hija de una joven estadounidense. La mamá
le deja a la bebé y ahí te las apañes. El padre viaja a Los Ángeles para
devolver el paquete pero las cosas se complican.
Una historia bonita, tierna, divertida y en
la que, si te gusta eso, puedes llorar a moco tendido, abrir el grifo de las
lágrimas y disfrutar mojando pañuelos.
Temí que se fuese a estancar con la historia
del bebé, pero por suerte la niña crece hasta los 7 años y ahí está el núcleo
de la acción.
Me sorprendió descubrir que la producción es
bastante buena. El argumento está plagado de clichés, sí, pero muy bien
ejecutados y editados. No hay nada de serie B y hasta tiene algunos momentos
brillantes.
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