Neil Jordan se formó un nombre al dirigir Entrevista con el vampiro y quizá intenta repetir fortuna al regresar al universo de los vampiros con una historia que, a la hora y media de metraje, tiene un giro de guión interesante y se vuelve adictiva.
Eso sí. Lo que pasa en los primeros 90 minutos es un tostón de cuidado. Lenta y pesada porque quiere hablarnos de la soledad en que viven los vampiros. Es como si alguien pretendiese hablarte de papiroflexia y te contase antes la historia del papel. Nada que ver. Tediosa. Repetitiva (esas idas y venidas por el paseo marítimo, esa cueva revisitada).
Una vez superado el mal trago ofrece una visión vampírica bastante sugerente, muy feminista (de feminismo barato), un giro a la existencia de los chupasangre, a lo que hacen, por qué lo hacen y cuáles son sus peculiares reglas.
Creo que sería una buena historia para desarrollarla como serie. Byzantium podría ser un buen piloto reduciendo el metraje a 40 o 50 minutos. Tal como está no tengo claro que merezca la pena.
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