Y la historia de amor dura el tiempo de dos bebés.
Yuki y Ame. Lobita y lobito.
Es la hija quien cuenta la historia de su madre. Y en su imaginación cada fotograma está cargado de una nostalgia desgarradora. Crecimiento y maduración.
Una historia de hombres lobo contada de un modo radicalmente distinto, una historia en la que, aparentemente, no pasa nada, el día a día de dos niños lobo que aprenden a convivir con su naturaleza. Pero que te atrapa, te deja noqueado y no puedes hacer otra cosa más que contemplar la sensibilidad asombrosa para captar los detalles, la habilidad para trenzar la historia.
Una historia acerca de la maternidad. La educación de dos niños como si fuese un relato de suspense.
El universo de Hosoda es muy distinto al de Miyazaki. Hosoda es menos simbolista, los toques de fantasía se imbrican en un mundo reconocible. Pero tiene fuerza, vaya que sí.
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