23/9/12

A Roma con amor

Como muchas otras películas de Woody Allen ésta viene a ser algo así como el día en que comemos las sobras de la semana. El bizcocho que quedó por ahí, el vino del que sobró un culín, la pasta que dejamos... Un conjunto de gags que no pudo meter en otras pelis (en realidad tampoco podía meterlas en la presente) y los mezcla en diferentes historias de lo más dispar.
Fama. Esa es la palabra de Roma. A Roma con amor. Aroma de Roma. Aroma de fama. La fama efímera de Benigni en un reality show surrealista llevado al extremo, la de Alec Baldwin vendiéndose como arquitecto de supermercados, la de Ellen Page que le imposibilita cualquier amor estable, la de la prostituta Penélope Cruz y su cartera de clientes de la alta sociedad, la del cantante de ópera bajo la ducha...
Fama que persiguen y odian y obtienen y pierden.
Y actúa él, después de un largo tiempo:
-No puedo aflojar los puños cuando hay turbulencias. Soy ateo.

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