23/8/12

París y el cine

Los domingos, en Francia, los museos estatales son gratuitos.
El Museo del Cine albergaba una exposición sobre Tim Burton que finalizaba el día 5 de agosto, domingo. Me pareció una fecha estupenda para ir a visitarlo.
Llegué a las 12:30, tras haber visto superficialmente el Museo de la Moda, la Biblioteca Nacional y un par de puentes particularmente llamativos. Para entonces la cola ante la entrada del Museo del Cine era descomunal. Así de grande o más.
En realidad, los domingos, si quieres entrar en un museo francés, es mejor que pases la noche del sábado a la puerta. Las colas del Louvre llegan hasta Murcia o por ahí.
Fue una decepción porque me había perdido la exposición de Tim Burton. Me tuve que conformar con echar un vistazo al edificio exterior que, como es de Frank Gehry antes de los Guggenheim, tiene su cosa.
Sin embargo, una bonita experiencia cinematográfica tuvo lugar seis días después. El 11, en los jardines de Reuilly (a unos metros de la estación de Lyon), a las 21:30, se proyectaba al aire libre, gratis, E. T.: El extraterrestre. Y me pareció un acontecimiento encantador. Gente de todas las edades, de un montón de idiomas, de un montón de religiones, de un montón de razas, sentados en el césped, dejándose atrapar, una vez más, por la magia de los fotones.
Me lo pasé genial.
Y lugares, claro. Para un cinéfilo tiene mucho encanto ir localizando lugares cinematográficos. De Los cuatrocientos golpes y Charada hasta Paris, je t'aime o Un americano en Paris. Pero me ha encantado, de un modo especial, no sé la razón, encontrarme con las escaleras en que Owen Wilson, en Midnight in Paris, esperaba el coche que le trasladaba a otro tiempo. Y también el puente de Bir-Hakeim, bien cerquita de donde estuve viviendo, donde Ellen Page, en Origen, modificaba las perspectivas.

2 comentarios:

edp dijo...

Esperamos un "Mediodía de agosto en París" con las experiencias

Individuo Kane dijo...

No.
Sólo cine o lo relacionado con el cine.
Podría hablar de la tienda de Amélie en Montmartre y otras muchas localizaciones, pero creo que con lo dicho ya está bien.
Por cierto. La tienda de Amélie ya no es solo una frutería. Ahora venden también cosas de cine: carteles, llaveros y todo tipo de extravagantes recuerdos.