28/7/12

Girls

Girls está de moda. Girls en todos los blogs. Girls hasta en la sopa.
Las grandes audiencias nunca han sido criterio de nada. Bueno, sí: significa que hay algo que ve mucha gente. Nada más. No me preocupa que algo lo vea mucha gente porque sé que no guarda la más mínima relación con la calidad.
Me preocupa más cuando la crítica en bloque comienza a rendir pleitesía a cosas que no la merecen o que deberían estar mucho más matizadas. Teníamos a Game of Thrones, teníamos recalcitrantes de The Walking Dead (sí, todavía queda algún crítico defendiéndola) y ahora está Girls.
La responsable de todo esto es una tal Lena Dunham a la que, de repente, todo el mundo venera. La chica consiguió que Judd Apatow produjera su serie y, como es joven, se considera que es inteligente, astuta, brillante.
Maldita sea. Como si fuese el puñetero genio de Orson Wells reencarnado. ¿Es que no se han fijado en que Judd Apatow, Lena Dunham y Girls son (casi) los polos opuestos de la sutilidad, el ingenio y el arte? Esa idea de Hanna Horvath de ser la voz de su generación es de una pretenciosidad megalómana. Pero es, por desgracia, el reflejo de Lena Dunham.
Y, por desgracia, muchos críticos le están riendo la gracia. Cuatro capítulos es lo más que puedo concederle a la vulgaridad.
Eso sí. Me apuesto la colección de Soldados Imperiales a que la chica pone de moda a las gorditas en el cine. Aunque, por otra parte, buen cuidado tuvo en el póster para adoptar una pose que ocultara los michelines.
Los michelines de su generación.

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