31/3/12

Cumbres borrascosas

Decirle a Andrea Arnold que dirija Cumbres borrascosas es como decirle a Michael Bay que dirija Fresas salvajes, como decirle a Ingmar Bergman que dirija Transformers.
¿No había nadie con dos dedos de frente que supiese por anticipado que esto iba a ser un siniestro total? ¿No podían preguntar a un amigo o a un conocido que hubiese leído el libro?
Ahí está esa señora a la que le encanta el realismo sucio, tanto como comer con los dedos, dirigiendo una de las novelas más románticas (románticas duras: de amores imposibles y tragedias) que uno se puede echar a la cara.
En serio: estaba viendo la peli y me costaba encontrar la novela.
Vale: dos medios distintos. Olvidémonos de que está basada en un libro, imaginémonos que es una peli con guión nuevo. Pues oye, sigue siendo infumable. No tiene el menor sentido rodar esta historia del modo en que Arnold lo hace. Cámara en mano, suciedad, formato de pantalla, fotografía, montaje... Un desastre lo mires como lo mires.
La directora no cuenta Cumbres borrascosas, ni una adaptación, ni una versión nueva. Un artista cuenta, de un modo nuevo, su percepción de la realidad. Ella lo hace al revés, hace lo que nadie debería hacer: cuenta cómo cree que el mundo percibe su interioridad. Y está claro que algo no funciona bien en la cabeza de Andrea. Pero, en fin, si el psiquiatra consideró que estaba capacitada...

2 comentarios:

edp dijo...

Pues qué mala suerte tiene Cumbres borrascosas. Mira que no habrá gente por ahí capaz de hacer algo académico pero decente, como hacen los ingleses tan bien con Dickens o Austen, o como El discurso de rey, Amazing grace o sin ir más lejos Jane Eyre...

Individuo Kane dijo...

Andrea Arnold es inglesa, pero la chica tiene sus tics.