31/8/11

Los bajos fondos

Tengo un amigo al que le gusta el cine.
El cine-cine.
El cine puro.
El cine duro.
Es muy exigente y, por tanto, difícil de satisfacer. Era su cumpleaños, así que nos remontamos a 1936 y a Jean Renoir para encontrar esta película.
Los bajos fondos está repleta de una galería de personajes asombrosa. Van apareciendo, y siguen apareciendo, y siguen apareciendo. Unas pocas frases, unos pocos fotogramas y ya está configurado un carácter de una fuerza sorprendente.
Lógicamente, la base, la novela de Máximo Gorki, tiene mucho que decir en cuanto a la factura del guión. Pero el modo en que Renoir lo traslada a la pantalla es muy inteligente. Aunque se maneja con mucha coña, con frases divertidas, todas encierran cargas de profundidad.
La prostituta:
-Yo descanso de pie.
Y el borrachín:
-Mañana, cuando despierte, no estaré borracho. Y, entonces, ya no tendré nada que decir.
Son los bajos fondos, esos a los que todos podemos llegar en la siguiente esquina del destino.

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