1/7/11

Juego de tronos

Todo el mundo ha comentado algo de esta serie. Así que comento para no ser menos. Pero advierto que, como con muchas otras series galácticas de la HBO, a mí me dice más bien poco.
Adaptaciones. Hay una idea muy extendida que considera que todo es adaptable entre medios: cine, literatura, televisión, cómic, noticia periodística, teatro... Si funciona en un medio tiene que funcionar en otro.
Y, oye, pues no.
Juego de tronos es una historia épica, una historia de espada y brujería, una historia de mitos y leyendas. Eso se expresa, necesariamente (no exclusivamente pero sí necesariamente) en las batallas. Necesariamente porque hay que hablar de traición y cobardía, de muerte y sangre y mezquindad (eso que tan bien se le da a la HBO) pero también de valor, honor y coraje (y eso no se le da tan bien). De épica, vamos. De lo que viene hablando la épica desde que se escribió La Ilíada. Y Juego de tronos no muestra batallas porque es televisión y no tiene medios.
No está bien. No está bien que el espectador diga: te lo perdonamos porque de antemano ya hemos decidido que era una serie buena. Te lo perdonamos porque eres la HBO. Te perdonamos que nos hagas una peli de Humphrey Bogart sin Humphrey Bogart.
Y, oye, pues no.
Al menos, yo me alzo y digo: no.
Aunque todo el mundo diga que Juego de tronos es la pera, lo cierto es que no debería haberse hecho. Porque es inadaptable a la televisión.
Qué más quisiera yo que me hicieran una serie de 200 capítulos sobre El Señor de los Anillos. Pero si me vas a esconder las batallas, la reconstrucción de las ciudades élficas y las escenas de masas porque, ay, se te va de presupuesto, entonces mejor no lo hagas y confiesa: no todo es adaptable.
Juego de tronos es, admitámoslo, bastante chapucera. Todos aquellos que decidieron que era genial meses antes de que saliera a antena, todos los que decidieron que era buena porque era HBO, están, por supuesto, con el síndrome de Estocolmo. Pero es chapucera. En muchas cosas. Esas batallas son elipsis brutales que, lamento decirlo, acentúan la confusión que los capítulos centrales mostraban: no hay un norte, hay demasiados personajes, la mayoría de ellos no están perfilados, la geografía es inverosímil (las distancias a veces parecen enormes, otras un paseo, los cuervos son casi como usar gmail...), los efectos especiales dejan que desear... Cualquiera que no tenga síndrome de Estocolmo se tronchará con los dragoncitos. Simpáticos pero tronchantes.
¿Que tiene cosas buenas? Pues sí. Es verdad. Tiene momentos y momentazos. Pero es innegable que también hay mucha chapuza de por medio. Ni es una obra maestra, ni es genial. Está lejos de la perfección, es mediocre, da una de cal y otra de arena.
Ha sido un error adaptarla y punto. Quiero decir que, si se mira con objetividad, hay muchos agujeros. Y me juego mi colección de cromos de Kim Possible a que el invierno, el tan cacareado invierno, y los muertos vivientes, defraudarán.
Una cosa me alegra: que hayan escogido, para destrozar, a Juego de tronos y no a El Señor de los Anillos. Si esto se lo hubiesen hecho a Tolkien, muchos estaríamos lanzando cabezas de directivos de la HBO en catapultas.

2 comentarios:

edp dijo...

A mí me parece increíblemente pretenciosa y poco dramática. La velocidad a la que suceden las transiciones (viajes, embarazos, muertes, sucesiones) chirría con la lentitud a la que evolucionan otras tramas paralelas, los personajes se repiten a sí mismos sin control... buff. Yo soy muy de HBO (no por fanatismo sino básicamente porque nadie más ha hecho A dos metros, Los Soprano o The Wire) pero me parece que con series como esta o Deadwood (y por lo que he visto con Boardwalk Empire) han vendido la moto pero bien. Y es que no puedes tener un piloto de lujo y luego decorados que parecen un mercadillo medieval de Soria.

Individuo Kane dijo...

De acuerdo en todo.
Es curioso lo de Boardwalk Empire. Después de las aclamaciones unánimes por el capítulo 1, apenas se volvió a hablar de ella.
Lo del mercadillo medieval de Soria, por desgracia, me recordaba a veces a las calles de "Águila Roja". Sin ser tan cutre, pero evidenciando que es un plató, no algo "real".
Creo que no hay tantos fanáticos de la novela como parecía. Si los hubiese, estarían indignados.