12/3/11

Incendies

Para mi gusto resultan excesivas todas esa serie de coincidencias que ocurren. Sé que funcionan como expresión de lo que el director quiere contar (algo así como que la violencia siempre vuelve a ti, que la violencia engendra violencia). Pero aún así me parece un recurso extremo. Ocurre algo similar con esas dos cartas, esa adivinanza, ese puzzle que es el testamento. También es inverosímil pero, en este caso, forma parte de las reglas del juego y creo que es apropiado.
La película discurre con ritmo pausado. Hasta que, de pronto, te sobrecoge con esos arrebatos de violencia ruin. La secuencia del autobús es tan brutal y descabellada que sólo caben dos opciones: quedarte encogido en el asiento conteniendo la respiración o gritar. Y no exagero. Oí un par de gritos en la sala. El primero coincidiendo con el primer disparo, el segundo con el último. Tremendo.
Es una película que ves, como dice el testamento, con un puñal en la garganta.

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