24/4/09

Ponyo en el acantilado

Al ver esta película de Miyazaki se me ocurren dos preguntas.
La primera es: ¿de qué planeta ha venido este señor?
Es un mago. Como Gandalf, como Dumbledore. Hace magia, nos hace soñar, es enormemente sabio y capaz de reírse de sí mismo. Y, encima, es de carne y hueso. Sí, sí. Aunque parezca increíble, Miyazaki existe.
La trama parece la de La Sirenita. Pero qué va. Miyazaki la adelanta por la derecha y por la izquierda, por arriba y por abajo. Y hablo de una película menor. No es Porco Rosso ni El viaje de Chihiro ni La princesa Mononoke. Va más en la línea de Mi vecino Totoro o Nicky, la aprendiz de bruja. Aún así, es muy superior. La imaginación sin restricciones. Sin predeterminaciones. Absolutamente libérrima.
Llena de encanto con giros de guión tan traviesos que te deja despeinado en la butaca.
La segunda pregunta se refiere a Lisa, la madre de Sosuke: ¿por qué no abandona la práctica de la enfermería y se dedica a pilotar coches de Fórmula 1?

2 comentarios:

Gloria dijo...

Esta la tengo pendiente de ver, pero un estreno de Miyazaki siempre es parada obligatoria!

Cada película de Miyazaki es una maravilla y le da una lección a aquellos que usan el cine de animación para colocar "gadgets" en el menu de McDonalds. Miyazaki no se preocupa tanto de pensar cuanto dejan los espectadores en taquilla, sino de clavarlos a la butaca con un desfile de cine en estado puro.

Individuo Kane dijo...

Aquí creo que sí coincidimos plenamente, Gloria.

Mi favorita sigue siendo "Porco Rosso", a la que siempre he considerado un remake encubierto de "Casablanca". Pero cualquier otra película suya me subyuga.