6/4/08

Charlton Heston

Pensé que Charlton Heston era uno de esos que nunca se iba a morir. Que el Juicio Final le sorprendería aún aquí. Como a Katharine Hepburn. Los has visto en el cine, de niño, en películas superantiguas; has crecido y los has seguido viendo. Ya eran gente hecha y derecha y madura cuando aún gateabas. Y siguieron viviendo y estando en la pantalla. Mamaron el cine y le dieron forma. Crearon géneros, los desarrollaron e, incluso, los vieron morir.
¿Acaso alguien puede concebir el cine de romanos sin Charlton Heston?
Por favor, no me hables de Gladiator. Gladiator es el cine de romanos palomitero que se fabricó para recaudar dinero con las nuevas generaciones. No está mal del todo, vale. Pero cualquiera que haya visto la carrera de cuádrigas pergeñada por William Wyler, el enfrentamiento entre Judah Ben-Hur y Messala, tendrá que admitir que el peplum se murió ayer, definitivamente, a la misma hora en que lo hizo Charlton Heston.
Hizo cosas cosas tan memorables como Un hombre para la eternidad, encarnó el mejor Richelieu que haya habido nunca para Los Tres Mosqueteros, el mejor Marco Antonio que haya tenido nunca una Cleopatra, fue el último hombre en El planeta de los simios, estuvo 55 días en Pekín, y fue El Cid y el detective Vargas en Sed de mal. Y Ben-Hur, por supuesto. Y un centenar de películas que no menciono: desde Aeropuerto 75, la inauguración del cine de catástrofes, a capítulos de televisión de Dinastía o La isla del tesoro.
Ahí tienes un buen currículum. Obras maestras, obras grandes, buenas obras, obras para pasar el rato, obras entretenidas, obras para disfrutar. Parecido al de, no sé, ¿Michael Moore, por ejemplo? Pues claro que hay clases, hombre. Clases y estilo y distinción. Y, si algún día se recuerda a Michael Moore por algo, será porque creció tanto como se lo permitió la sombra de Charlton Heston.
No sé cuándo encontraré hueco para ver de nuevo las 4 horas de judíos, legionarios, naufragios, rebeliones, Calvarios, circos romanos y traiciones. Pero en cuanto pueda estaré otra vez ahí, mascando la arena más realista que alguna vez vi mientras me castañetean los dientes en el trepidar de la cuádriga.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya sé que me van a llover la críticas, como siempre que hago este comentario, pero Chalton Heston no me gusta. Siempre me ha parecido afectado y sobreactuado. Excesivo en su trabajo, que no me quiero meter con algunas de sus declaraciones ("over my cold dead hands!").
Aún así reconozco el valor de las grandes películas que ha hecho, y lejos de mí esté criticar Ben-Hur y su la carrera de cuádrigas (pero sí la reacción de Heston al enterarse de la suerte de su madre y su hermana). Bueno, sólo es un ejemplo y sólo es una opinión.

Individuo Kane dijo...

Lo último no lo pillo: Charlton Heston, en la vida real, no tuvo ninguna hermana. Supongo que no vas a criticar a una persona por la reacción de su personaje en una película.
Quizá no fuese un actor magistral pero se cultivó en el teatro con Shakespeare (mucho más de lo que la mayoría de los de hoy pueden decir) y tenía buen ojo para seleccionar. De hecho, gracias a él se hace "Sed de mal" y "Ben-Hur". Y eso evitó la ruina, respectivamente, a Orson Welles y la Metro.
No quería entrar en su vida privada pero ya puestos siempre me tendrá a su lado con lo del rifle.

Anónimo dijo...

No, no. No estoy criticando a la persona, estoy dando mi opinión sobre el actor. Por eso lo de "excesivo en su trabajo, que no me quiero meter con algunas de sus declaraciones", aunque, sin opinar sobre el rifle, la frase "over my cold dead hands!" me parezca un poco teatrera.

Individuo Kane dijo...

Sí, es muy teatrera. Pero creo que es lo adecuado a una proposición absurda. Cuando Al Gore proponía acabar con las armas era una propuesta simplemente electoralista: ni pensaba hacerlo, ni empezó a hacerlo, ni hizo lo más mínimo por promover una ley. Al Gore sabía que tal medida era imposible en EEUU y Charlton Heston se limitó a responderle de la forma adecuada: de fantasmada a fantasmada.

Unknown dijo...

Ben Hur tiene dos reacciones, en dos momentos distintos de la película, al enterarse de la suerte que han corrido su madre y su hermana. La primera, cuando Esther le miente diciéndole que están muertas: Ben Hur sale al patio, llora apoyado en la mezuzá y después alza la mirada y sale, aparentemente decidido a algo que deja al espectador en suspenso... al menos la primera vez que ve la película). Esa mirada es magistral: no se olvida, traspasa la pantalla. La segunda reacción es cuando Messala le dice la verdad: que Miriam y Tirzá están en el Valle de los leprosos, pero que, posiblemente, no podrá reconocerlas (¡quééé malvadooo!). Esa segunda reacción también me parece antológica: Judá hunde la cabeza en el pecho y gime profundamente, después desprende de su ropa la mano de Messala, que ya ha muerto, y lo mira con una expresión que mezcla... ¿desprecio y asco?... No creo que pueda hacerse mejor. Inmediatamente va a buscarlas y, si finalmente, no se deja ver por ellas, no es por su voluntad. Saber el destino real de su madre y su hermana es, además, la causa por la que devuelve el anillo a Arrio, a través de Pilatos. Más adelante sí las sacará del Valle de los leprosos. Creo que tanto el guión como la interpretación son mucho más que irreprochables. Un saludo.