18/6/07

Nuevo Mundo

Hay tres escenarios: el pueblo, el barco y el edificio de aduanas. Como tampoco abunda mucho en diálogos se me quedó un poco coja. Es innegable la potencia visual que tiene Crialese. Fotografía con mucho contraste y un montón de buenas ideas: el barco alejándose del muelle, los efectos de la tormenta en los cuerpos hacinados, la cadena de mujeres peinándose y, sobre todo, ese río de leche surrealista surcado por zanahorias gigantes.
El conjunto no me pareció ni especialmente dramático, ni cómico y ni siquiera, que es lo que muchos destacan, crítico. Ni esperanzado ni triste. Me pareció más bien distante, frío. Aséptico. No querer mojarse. Y me temo que el escaso argumento está ahí para colocar las imágenes.
¡Pues anda que no hay cosas para contar sobre la emigración de italianos a Estados Unidos a comienzos del siglo XX! Crialese cuenta tres porque simplemente quiere ofrecer la imaginería que tiene en la cabeza. No me parece sufiente pero, ya digo, el aspecto visual no hay quien se lo quite.
La película aparece como coproducción italo-francesa. Imagino que los gabachos habrán hecho más cosas pero, por lo que el espectador puede apreciar, ellos han puesto los títulos de crédito y los italianos todo lo demás. Bueno, y los ingleses a Charlotte Gainsbourgh.

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