6/3/07

Por cosas como ésta.

Es por películas como ésta que siento una gran predilección por el (buen) cine infantil. Es por cosas como ésta por las que considero que Disney está trasnochado.
Voy a colocar spoilers, pero creo que en este blog ha sido la tónica habitual.
Primero: cuando todo va bien y el chico y la chica y las circunstancias de alrededor empiezan a encajar, justo entonces, la protagonista muere ahogada. No recuerdo cuándo fue la última vez que vi tal cosa en una película infantil. Al acabar la sesión, un chaval seguía preguntando a su padre que qué pasaba con la chica. No daba crédito a lo que había visto.
Segundo: el chico es un buen presbiteriano y la chica una buena pagana. Así que cuando la chica muere, la angustia del chico es doble: por la ausencia y por la duda de si ella estará en el infierno. Ingmar Bergman y Carl Thedor Dreyer se atrevieron a plantear estas cuestiones en su cine. Me encanta que se haga en el cine infantil.
En fin, que con Un puente hacia Terabithia, se acabó el fueron felices y comieron perdices. Esto no es Narnia ni la Fantasia de La Historia Interminable y ni siquiera la Tierra Media. Los chicos imaginan mundos, pero no viven en mundo imaginarios. Y cuando la realidad decide hacerse fuerte, arrea buenos guantazos.
Y algunos padres tendrán que explicar a sus hijos que lo de la muerte es un fenómeno del que se han dado varios casos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

jo, ni con jugosos spoilers me entran ganas de verla...

Individuo Kane dijo...

Bueno, no hace falta que la veas. Es recomendable para chavales adolescentes.
Lo que pasa es que, tras verla, he decidido leerme algón libro de Katherine Paterson. Seguro que tiene algo que aportar.

N.af dijo...

Me he leido el libro sin ver la película, pero, por las fotos, cambia mucho el ambiente de la casa del chico.
Y sobre todo te destroza la vida cuando la chica pierde la suya.
Por cierto, unos padres me preguntaron si era cierto que habia 'algo' que impedia ser leido por chavales. Reaccionaron muy bien ante la noticia de la defunción. (Para mi sorpresa)